Cuadro de texto: ELOGIO DE LA MELANCOLÍA
(Augusto Roa Vidal)

 

«La incertidumbre de futura suerte

no puede, en tanto, ver, ni sabe cuándo

tendrán por fin un término sus males:

y temen que se agraven en la muerte ... »

 

Lucrecio, de la Melancolía

 

 

 

La sensación de vacío y de proximidad de la nada que entraña la melancolía, adquirió ya con Aristóteles un significado cultural al ser el fundamento dinámico de la creación en el hombre.

 

Sujetos a los engranajes de un destino que hace burla de nuestra sed de eternidad, la cultura aparece como un conjuro o una máscara destinada a proyectar artificialmente en el ser atributos negados por la naturaleza. La apertura del logos al pathos es algo propio de la condición humana, esencialmente no fijada con firmeza a través de pautas instintivas, abierta al mundo, precaria en comparación al resto de las especies del reino animal, predispuesta a caminar hacia el hundimiento inevitable, con la muerte asumida e integrada a la existencia.

 

Las pulsiones de la vida y de la muerte aseguran el surgimiento de la melancolía. Spinoza afirmaba que cada cosa busca perseverar en su ser. Cada ciclo cultural impone una nueva forma de anatomía de la melancolía. La pessima complexio defendida por Marsilio Ficino en el Renacimiento como génesis del espíritu será lo que Burton denominará más tarde "fuerza humanizante" de la melancolía. Según Schelling, la melancolía proviene del ser en el no-ser, de la finitud: como finito que sólo sabe del ser a través del no-ser. Ricoeur, en nuestros días, sostiene que el hombre no es inteligible sino por participación a cierta idea negativa de la nada.

 

La muerte constituye una ruptura radical de la libertad del ser humano, entendida esta última como posibilidad singular. Lo que ya se ha hecho queda fijo, estatuido de una vez para siempre, sin poder retocarse o deshacerse. Por eso la conciencia se ve compelida a la creación de estructuras que retrasen la muerte o, mejor aún, que logren esquivarla. Ello ciertamente obliga a desentrañar el verdadero significado del hombre como hechura cultural y colocarlo en una justa posición histórica. Levinas ha reconocido que la muerte no perdona el amor infecundo. Es ella quien invita al ser humano a encontrar una nueva dimensión trascendente, más allá del estrecho y perecible círculo de la individualidad. La conciencia de sabernos finitos es la llave que nos abre a los otros en la búsqueda de formas de supervivencia. Desde el hábito y la costumbre cotidiana (que nos repiten y nos confirman como un espejo, al decir de Borges), hasta las instituciones elementales de una sociedad. Sólo aquello que dejamos nos consagra. La espuela de la muerte nos hace vivir bajo la premura del tiempo, siempre insatisfechos e insaciables, roídos por un secreto anhelo de eternidad que nos desafía a disputar los dominios del animal y de la naturaleza.

 

Acuñado por la inminencia del fin, es el hombre quien inventa al hombre. Cada cultura encierra una forma particular de melancolía, artífice y constructora de un determinado porvenir. Lejos de ser fuente de adormecimiento vital, de inercia en la desdicha, la salutífera melancolía proporciona a la historia su brinco creador. Plástica y dinámica, en un movimiento perpetuo de flujo y reflujo, informa los grandes referentes valóricos y antropológicos de la civilización occidental. Kierkegaard no se equivocó al insinuar que la filosofía era hija de la desesperación, no del asombro. Y Hölderlin, cuando desafió su propia fatalidad con aquellos hermosos versos que rezan «donde crece el peligro crece lo que salva», probablemente intuyó que lo precario de la humanidad ha sido su verdadera fortaleza, el estimulo al que necesita apelar una y otra vez para arrojarse a la conquista del futuro. He ahí el misterioso reverso de la melancolía: un germen inconsciente de fe en un destino virgen, refractario a la muerte, en el que ya no habrá imposiciones inamovibles que cercenen la naturaleza del ser vaciándolo en la eternidad de la nada.

 

 

 

de Elogio de la melancolía ( Beuvedráis Editores, 1999)

Cuadro de texto: E l   f e c a   d e   P a b l o b

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Es de noche y llueve desde hace unos minutos sobre la sinuosa carretera de Madrid al Escorial. Clap, clap, clap, hacen los limpiaparabrisas mientras conduzco con precaución. Es sábado por la noche, el tráfico de subida hacia la sierra es intenso, y las gotas de agua y el asfalto mojado reflejan destellos de faros. Al salir de una curva, los míos iluminan a dos chicos jóvenes montados en una motillo. Van inclinados hacia delante bajo la lluvia, con los cascos puestos y pegados al lado derecho de la carretera, mientras los coches pasan cerca, salpicándolos con turbonadas de agua. Es zona de urbanizaciones, la moto es pequeña, y al dar la luz larga confirmo que los chicos deben de tener diecisiete o dieciocho años y no van equipados para la carretera. Se trata, deduzco, de dos muchachos haciendo un trayecto corto. Seguramente viven en las cercanías y se dirigen a casa de un amigo, o a uno de los multicines o complejos recreativos próximos. El aguacero los sorprendió subiendo el puerto, y avanzan lo mejor que pueden, pegado el que va de paquete a la espalda del compañero, con la resolución insensata y valerosa de su extrema juventud. Jugándose literalmente la vida a las diez de la noche, a oscuras en una carretera, bajo la lluvia, para llegar a tiempo a la cita con los compañeros de clase, la pandilla de amigos –palabra mágica– o el par de chicas con las que están citados en la hamburguesería o el cine. Y mientras, disponiéndome a adelantarlos, pongo el intermitente a la izquierda para advertir de su presencia a los coches que vienen detrás de mí, pienso que no me gustaría ser hoy la madre o el padre que vieron salir a esos chicos de casa, oyeron el tubo de escape de la moto alejándose, y ahora escuchan golpear la lluvia en los cristales.

 

Sin duda me hago viejo, pienso. Demasiado. Por alguna extraña razón, esos dos muchachos en la motillo, tozudamente inclinados hacia delante bajo la lluvia, me remueven los adentros. Hace demasiado tiempo que dejé atrás líneas de sombra y demás parafernalia moza; pero aún recuerdo lo que puede sentirse a lomos de una moto que avanza trazando curvas en la oscuridad, impulsado, como esa pareja de frágiles jinetes nocturnos, por la amistad, el amor, el deseo de aventura, la irreflexiva osadía de la juventud firme, arriesgada, segura. Y es noche de sábado, nada menos. El tiempo que hay por delante está preñado de promesas. No hay lluvia, ni carretera negra, ni turbonadas de agua pulverizada al paso de coches indiferentes que enfríe el entusiasmo de dos jóvenes de diecipocos años que cabalgan resueltos a zambullirse expectantes, gozosos, en cuanto los aguarda. En la plena vida. Tal vez, mientras la lluvia azota las viseras bajadas de sus cascos y el agua les empapa cazadoras y pantalones, presienten la música que oirán dentro de un rato, oyen la risa leal de los amigos, ven ante sí los ojos de muchachas que esta noche los mirarán a los ojos para confirmarles que el mundo es un lugar maravilloso. Quizá porque van al encuentro de todo eso los dos chicos siguen adelante sin arredrarse, con su pequeña moto. Son jóvenes, sufridos, valientes. Y se creen eternos. Inmortales.

 

Mientras paso a su lado, adelantándolos entre turbonadas de lluvia, los miro de soslayo y les deseo suerte. Ojalá, pareja de impávidos pardillos, lleguéis sanos y salvos allí a donde os dirijáis, y el calor de los amigos os seque las ropas mojadas, la piel fría y las manos heladas. Que valga la pena lo que estáis pasando. Que la hamburguesa esté en su punto, la cocacola lo bastante fría, las palomitas crujan, la película sea tan buena como os dijeron, la chica sonría como esperáis y se deje besar esta noche por fin, o bien os acometa y bese ella, que tanto monta. Que podáis volver a casa sobre un asfalto seco y con la gasolina suficiente para que la motillo no os deje tirados, y que los padres que ahora miran angustiados el reloj sientan el inmenso alivio de oír abrirse la puerta de la calle o vuestros pasos en el pasillo al regresar. Que todo eso os pertenezca para siempre, y que esta valerosa determinación, dos muchachos solos en la noche subiendo un puerto peligroso, inclinados tenazmente bajo la lluvia, no os abandone nunca en otras carreteras. Amén.

 

Con tales pensamientos termino de adelantar, pongo el intermitente a la derecha y sigo adelante mientras queda atrás, en el retrovisor, el faro solitario de la pequeña moto. Dos chicos irresponsables, tontos y valientes, me digo perdiéndolos de vista. Ojalá lleguen a donde van. Ojalá lleguen todos.

Cuadro de texto: Dos chicos y una moto
PATENTE DE CORSO
ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 30 de Diciembre de 2007
Cuadro de texto: Cómo hago mi página Web

La manera en que llega a estar un trocito de música, video o texto en esta página web tiene una historia detrás que probablemente no sea advertida por la mayoría de los que la visitan.

No es que sea un trabajo muy arduo o erudito, ya que soy un autodidacta y en gran medida soy un producto de Google y su salvador buscador, así como del método de prueba y error.

Lo demás es la casualidad, los gustos propios y algunas horas en la compu cuando el trabajo ,las cosas de la casa ,Patricia y la vida lo permiten.

El programa que uso para hacer  la página es el Microsoft  Office Publisher y lo que utilicé son las plantillas que vienen con el programa, personalizándolas un poco,.

No es que sea un sitio estéticamente muy logrado pero para empezar me basta.

Ya vendrán pruebas futuras mas complejas...o no.

Para poner por ejemplo ,una entrada de música online como la de Martin Buscaglia comenzó mirando televisión uruguaya desde Valencia-España via web, me encuentro con un concierto de este músico que nunca había escuchado y me gusta, busco en Google su nombre y llego a su página oficial, escucho mas temas en ella y me sigue gustando, voy a Goear para ver si hay cargados temas de el y como solo hay dos abro el Emule y descargo su música, escucho sus 4 cds descargados, selecciono una variedad que me guste y cargo los temas en Goear, un servidor en el que se puede escuchar música online y cargar tus propios temas.

Una vez cargados comienza un proceso un poco mas técnico y complicado, como el reproductor on line de Goear no es muy bonito para "embeber" en mi página debo buscar la dirección web del tema en Goear, cosa que puedo hacer gracias al método aportado por Vaxter, una vez la tengo, abro una plantilla xls en la que armo una lista de reproducción de temas, la cual edito con dreamweaver 8 y en la que pongo la dirección web de cada tema junto con una descripción o titulo.

A continuación entro en un hosting gratuito como Fileden, en el que armo una carpeta de Martin Buscaglia donde cargo la playlist.xlm que cree, el archivo config.xlm y el archivo mp3player.swf, todos estos archivos corresponden a uno de los reproductores on line creados por Jeroen Wigering, una vez alojados copio la ruta de acceso del archivo swf, la pego en lugar de las xxxxx en el siguiente script : <iframe src="xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx" width="250" height="300" frameborder="0"></iframe> , y éste lo inserto en mi página web...uff!

Después de esto todo es milagroso, la playlist.xml redirige los pedidos al sitio web del tema en Goear y ya está, ya tengo el reproductor , se puede personalizar en tamaño, colores, imágenes de fondo (cómo el de la señorita desnuda que tengo en el reproductor con un potpourri de temas que me gustan), etc. editando el archivo config.xml.

Busco fotos del artista, o imágenes que acompañen la entrada, un titulo con enlaces a la página del artista o cualquier otra que cuente un poco de el y su obra y ya.

Por último me conecto via ftp con el servidor donde tengo alojada mi página, cargo los archivos nuevos y listo.

No es fácil, pero tampoco es imposible, sobre todo si uno se divierte haciéndolo.

El tema es que tanta informática me permite conocer artistas nuevos y mientras hago todo esto voy escuchando la música que de otra manera tal vez no hubiera conocido.

Con las películas o documentales es algo parecido, los archivos son algo distintos y lo complejo pasa por poder alojar las películas en servidores como Stage6 que no las borren por respeto a los derechos de autor, lo que lleva muchas veces a trocearlas para "engañar" a estos servidores e inclusive a alojar una parte en uno y otra en otro.

Además, no es lo mismo subir una película de 700 mb o mas a un servidor con velocidades de "subida" que no superan los 25 Kb que subir un tema musical de unos pocos megas, uno puede estar unas cuantas horas para subir una peli, con el riesgo que una vez subida el servidor la borre en unas horas.

En fin, que como hobby esta muy bien, además, si uno puede ayudar a combatir minimamente la estupidez reinante general le agregamos un plus a esto de "tener" una página web.

Espero les sirva...saludos